Dios es el único Dios vivo y verdadero que existe eternamente como tres personas, Padre, Hijo y Espíritu Santo; y que Él es Espíritu, infinito, eterno, inmutable en Su amor, misericordia, poder, sabiduría y justicia. (Isaías 45:22, Salmos 90:2; Juan 4:24; 2 Corintios 13:14)
El Señor Jesucristo es el Hijo de Dios; que se encarnó mediante Su nacimiento virginal; que Él es perfecto tanto en Su deidad como en Su humanidad; que Él voluntariamente dio Su vida como el sacrificio sustitutivo perfecto y totalmente suficiente por los pecados del hombre; que a través de Su expiación el hombre puede conocer la libertad del castigo, la culpa y los efectos del pecado; que resucitó de entre los muertos en Su cuerpo físico glorificado con el cual ahora está sentado en el Cielo, intercediendo por los creyentes; y que Él vendrá nuevamente en Su cuerpo glorificado para establecer Su reino. (Mateo 1:18–25; Juan 1:14; Colosenses 1:13–18; 1 Pedro 2:24; Lucas 24; Hebreos 4:14; Mateo 25:31–46)
El Espíritu Santo es igual en todo atributo de deidad con Dios Padre y con Dios Hijo; realiza el milagro del nuevo nacimiento en los que reciben a Cristo como Salvador y reside ahora en los creyentes; los sella para el día de la redención; los faculta para el servicio; y concede dones de gracia (dones carismáticos) para la edificación del cuerpo de Cristo. (Efesios 4:30; 1 Corintios 6:19; 12:4, 7, 12–13; Hechos 1:5; Tito 3:5)
La verdad es absoluta y objetiva. La verdad redentora se establece en las Escrituras del Antiguo y Nuevo Testamento, que es la revelación escrita de Dios para el hombre, inspirada verbalente y sin error en los manuscritos originales. La Biblia es la autoridad suprema y final en todos los asuntos de fe y práctica. (Mateo 5:18; 2 Timoteo 3:15–17; 2 Pedro 1:20–21)
La Iglesia es el cuerpo unido de Cristo en la tierra que existe para el compañerismo, la edificación y la comunicación del evangelio a todas las naciones por medio de la vida y el testimonio cristianos. (Mateo 28:19–20; Hechos 1:6–8, 2:41–42; 1 Corintios 12:13)
El hombre fue creado a imagen de Dios, pero por el pecado de Adán se alejó de Dios y está condenado al castigo eterno. El único remedio para la condición del hombre es la salvación por la fe personal en la persona y obra de Jesucristo. (Juan 3:15–18; Efesios 1:7; Romanos 10:9–10)
Existen seres personales sobrenaturales finitos, incluidos los ángeles no caídos, los ángeles caídos y los demonios. Satanás, el líder de los ángeles caídos, es el enemigo abierto y declarado de Dios y del hombre, y está condenado al lago de fuego. (Hebreos 1:4–14; Judas 6; Mateo 25:41; Apocalipsis 20:10)
Habrá una resurrección corporal tanto de los salvos como de los perdidos; los que se salvan para vida eterna, y los que se pierden para condenación eterna. (1 Corintios 15; Daniel 12:1–2; Juan 5:28–29; 2 Tesalonicenses 1:7; Mateo 5:1–10)